Bartolomé
Nieto
en su publicación
“Historia
de la Vitivinicultura en la Serranía
de Ronda”,
después
de un enorme trabajo, ha recogido la evolución de los viñedos en
Ronda y su comarca desde la antigüedad
hasta
principios del siglo XXI, libro que hemos utilizado como base
principal
para este artículo.
En
excavaciones prerromanas realizadas en el actual casco urbano de
Ronda, concretamente en la calle Armiñan, se halló un horno de
producción alfarera en el que se fabricaban formas cerámicas
asociadas al vino pero sin duda la evidencia más
clara, de la vinculación de Ronda con el vino, se encuentra en la
época
romana. Plinio
El Viejo en su Historia Natural dedicada a la vitivinicultura
ó el
gaditano Lucio Columela ya hablaban de las variedades de la vid, los
trabajos en el viñedo, la vendimia y los cuidados del vino. Los
vestigios encontrados en la Serranía
de Ronda se concretan en una cabeza de Baco hallada en el Cortijo Los
Villares, próximo a Serrato, la Villa Romana de las Viñas en Cuevas
del Becerro donde existen restos de un lagar y una almazara, así
como la
moneda de la ciudad de Acinipo (Ronda la Vieja) con un racimo de uvas
en el reverso.
Una
vez conquistada Ronda por los Reyes Católicos, en los Repartimientos
(distribución de los bienes conquistados entre los hombres de
armas), se refleja una extensión de 142 has de viñedo en el término
municipal de Ronda y se autorizan nuevas
plantaciones, denominadas majuelos, de tal manera que a finales del
siglo XV se calcula que en Ronda existían
unas 367 has, muchas más
de las que existen en la actualidad. Entre estos nuevos majuelos, se
encuentran los situados en el valle del Río
Guadalcobacín,
denominados como Cruz del Marqués,
donde se encuentran nuestros viñedos en la actualidad, y donde
existen topónimos
que aún
recuerdan los viñedos que hubo en su día,
como La Viñuela.
Donde
se documenta bien la importancia de la vid es en las ordenanzas
municipales del siglo XVI donde se regula el cultivo de la vid y
donde se regula que las tabernas pueden vender dos vinos blancos, dos
vinos tintos, ó uno blanco y uno tinto, recogiéndose por primera
vez la existencia del vino tinto en Ronda. Curioso es el dicho de un
ciudadano rondeño, D. Juan Vázquez, (1565) “
Casas
e viñas
honran las villas”,
considerando
las viñas como elemento fundamental para lo que ahora se llamar
fijar la población en las zonas rurales.
Posteriormente,
en el siglo XVII existe un progresivo abandono del campo debido a
calamidades como la peste bubónica de 1648 o el terremoto de 1680,
lo que se demuestra en el catastro de Ensenada del siglo XVIII, donde
se recoge una superficie de 400 fanegas, alrededor de 250 has. En
este siglo se construye la cañería
de las Fuentes dela Hidalga (carretera de El Burgo) y Coca, donde se
reflejan diferentes topónimos vinculados con el viñedo
como Viña
del Vicario, Viña
de la Botera y Viña
del Sacristán,
que así
como
otros que perduran hasta ahora, nos hacen ver la importancia que tuvo
el cultivo de la vid.
PLANO
DEL TRAZADO DE LAS CAÑERIAS DE LA FUENTES DE LA HIDALGA Y COCA
El
apogeo del viñedo en Ronda se produjo en el siglo XIX, puesto que
entre mediados del siglo XVIII a inicios del siglo XIX se triplica la
superficie del viñedo.
Simón
de Rojas Clemente, botánico,
que clasificó todas las variedades de uva del reino de Granada,
identifica variedades autóctonas como “el
perruno”,
“el
cabriel”
ó “el
ataubi”
y
topónimos
como Cortijo de la Bodega, Cuesta de la Viña (donde existe una
bodega actualmente) ó Cortijo de
la
Parra. En el siglo XIX la superficie de viñedo, solo en Ronda, era
de 854 hectáreas. A
finales del siglo XIX irrumpe en el mundo la plaga de la filoxera,
contando toda la Serranía
de Ronda con 13.494 hectáreas
y se reduce en el año 1898 hasta 238 hectáreas. En
el siglo XX, no se pierde completamente el viñedo,
manteniéndose
las bodegas Pérez
Sanchez y Pérez Urruti. En el año 1946 se contabilizan en Ronda 53
cosecheros, casi todos ellos para consumo propio, excepto las bodegas
indicadas anteriormente.